Diario de mis vacaciones. Día 6.
Anoche llegó al apartamento tarde y resultaba obvio que había estado bebiendo. No nos dirigimos la palabra.
Esta mañana le he dicho que deberíamos hablar, y él se ha mostrado de acuerdo. Creo que ambos estábamos nerviosos. Se ha disculpado por haber desaparecido sin más. Sólo ha sido capaz de justificar su actitud “porque estaba muy agobiado”.
Le he preguntado si todavía me quiere. Ha respondido que claro que me quiere. No me miraba a los ojos mientras lo decía.
Diario de mis vacaciones. Día 7.
Hoy parecíamos dos extraños. Después de la tormenta, ninguno quería hacer nada que molestara al otro, pero reinaba una tensión fría entre nosotros. Hemos tenido sexo, pero ha faltado conexión y cariño.
Diario de mis vacaciones. Día 8.
Hoy he deseado estar acompañada por cualquier persona que no fuera mi marido. Mi hermana, una amiga… Seguro que con ellas me lo pasaría mucho mejor. Yo siempre he disfrutado mucho de la playa, el sol, los chiringuitos, los sitios de moda para tomar una copa por la noche… No entiendo por qué resulta tan difícil disfrutar de todo esto junto a mi marido. Nos hablamos, pero no nos comunicamos. Es como si ya no tuviéramos cosas en común; como si hubiéramos evolucionado siguiendo caminos divergentes. No entiendo cómo no nos hemos dado cuenta antes del abismo que nos separa.
Diario de mis vacaciones. Día 9.
Mañana volvemos a casa. En lugar de sentirme triste, siento cierto alivio ante la idea de volver a la rutina. No es que me apetezca volver a trabajo, pero necesito estar ocupada y no comerme tanto el coco.
Unos días más tarde…
Los dos hemos vuelto al trabajo. Nos vemos al llegar a casa por la noche y me he dado cuenta de que no me interesa realmente saber cómo le ha ido el día. Se lo pregunto -me lo pregunta- para llenar espacios de silencio.. . Somos más compañeros de piso que marido y mujer. Esto no tiene ningún sentido. Creo que alguno de los dos debería ser lo suficientemente valiente para hablar de una separación.
Fin del diario. ¿Fin de la relación?
No queremos despedirnos sin recalcar el mensaje más importante de este post: a veces, la visión objetiva y externa de un especialista puede llegar a ser el único salvavidas de una relación que agoniza. Nadie garantiza que ese especialista os ayude a salvar vuestra relación, pero aún sabiendo eso, ¿no merece la pena intentarlo?